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martes, 28 de noviembre de 2023

A Mima por ser tan buena, cariñosa y por haber sido como una madre para mi.

Se nos fue sin meter ruido, sin llamar la atención e incluso sabiendo que quería irse. Como decimos en Málaga, fue en vida muy buena gente con mucho amor que repartía  por el barrio y a toda su gente. 

María Burgos además de gran señorío tenía el poder de cautivar con su mirada acompañada de esa sonrisa característica suya, que te enganchaba sin remedio.

Siempre con su ánimo encendido para repartir amor por donde pasaba con la lentitud de sus 95 años y mucho trabajo a lo largo de su larga y dilatada vida. Recuerdo que a finales de los sesenta aparecía en el Garaje Norte, el negocio de mi padre en La Malagueta, en la calle Maestranza para revisar el agua del motor y el aire de los neumáticos de su Seat 600 primero y después el 850 Coupé además de poner gasolina. Siempre con prisas, no paraba entre Torremolinos y su casa de Málaga del Paseo Marítimo ciudad de Melilla. 


Así era Mima, mi suegra, madre de Eli, a la que hemos estado unidos durante muchos años. Incluso diría que muchos más que en mi propia casa con mi madre. Han sido 54 años de convivencia en los que nos daba cátedra de casi todo por las vivencias asimiladas en toda su vida. Además, siempre positiva para buscar el lado bueno de las personas y las cosas. Le encantaba pasear por los sitios más bonitos de Málaga. Era una mujer que tenía auténtica devoción por esta ciudad y el Cautivo al que siempre pedía por todos nosotros. Paseos en compañía de su carrito que era su tercera mano y su hija Elisa.


Muchas veces me recordaba a Meme Lela, que también estuvo con nosotros muchos años de su vida. Como es de justicia, también fue una mujer de bandera por su carácter abierto, siempre sonriendo y muy adelantada a su tiempo. Aunque si era preciso era muy capaz de poner los puntos sobre las íes si era menester. Mima era como ella, personas que se dan a querer y dejan un hueco irremplazable cuando se marchan.


Como a Meme Lela, a Mima la encantaba salir a comer por las ventas, sobre todo por la venta de mi amigo Paco, La venta Montevideo; otras veces a por el pescaito de El Carmen y algunas mañanas, siempre de la mano de Elisa,  sus porras mañaneras.


Fue perdiendo en estos últimos tiempos algo que adoraba y que practicaba todos los días con su carro lleno de ladrillos para no resbalarse: salir a dar una vuelta por la Málaga que tanto adoraba. Arte puro, siempre dependiendo de la estación del año luciendo su señorío con la elegancia y coquetería de una dama con mucha clase. Una vez en la calle saludaba  y se paraba para dialogar con todos los que la conocían en el barrio. Se detenía para conocer el estado de su interlocutor o por alguien que no veía en la plaza detrás de la casa. La verdad todo un personaje de categoría por su dimensión de persona.

De vez en cuando, se acercaba a la puerta de casa, era la puerta de al lado de la nuestra y tocaba tres veces para que supiera que era ella, mientras Elisa estaba en el Conservatorio. Luego, sentada en el tresillo, teníamos largas parrafadas con fundamento o recordando otros tiempos; estaba repleta de conocimiento, sabiduría con sus cositas que sabiamente guardaba en su memoria. Era una tertuliana muy agradable y con muchos conocimientos y experiencias, tanto que cuando mi amigo Antonio Burgos se acercaba a casa en su paseo vespertino y coincidía con ella; Mima decia "ya está aquí el "sobrino", que se sumaba a nuestra  conversación".


Era todo amor con sus hijos, nietos, biznietos a los que siempre les achuchaba con toda su alma, con mucha ternura y los divertía cada vez que se acercaban a verla con sus cosas o con las chuche que las tenía guardadas. Siempre rodeada de los tuyos que somos muchos y nos devuelvía siempre uno por uno todo su cariño. 

En los últimos días de julio de este año y sobre todo durante el mes de agosto su bajón físico hizo mella en Mima y vimos como fue deteriorándose pero sin perder su compostura y muchas veces nos contaba "parece que me voy, pero no me dejan irme". La verdad que se fue muy tranquila, sabiendo que se marchaba rodeada de amor por todos los que estábamos a su alrededor. Sin sufrir, porque susurraba en sus últimos días "ya me quiero ir". 

Mima era como la Navidad, no se fue nunca porque siempre estaba ahí dando cariño, una sonrisa y todo su amor. Así fue en su vida porque ahora desde el cielo estoy seguro que llamó la atención a los ángeles y arcángeles para decirles "Mirar esa es mi gente y están brindando por mi allí abajo". Les quiero mucho a todos". Nos ha dejado un gran legado de cariño, amor y ternura que la enseño a no quejarse nunca. Ternura y amor que ahora, estoy seguro estará repartiéndola en el cielo porque no tenía nada suyo. No tiene ningún Record Ginness, pero posiblemente sea la abuela más querida del mundo.En el año 1978 una poetisa y gran amiga define quien fue María Burgos Peña.


Su sombra siempre nos protegerá por el amor y cariño que nos tenía

Gracias Mima por todo...te seguimos queriendo mucho y siempre estarás presente en nuestras vidas. Gracias por todo Mima de "Tu niño grande". FOTOS ©ELISA BÁRBARA Y ©ANTONIO DIESTRO