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miércoles, 29 de julio de 2015

En las largas y calurosas noches de verano. Mirar el cielo

Pasa la furia "nietil", es decir, el agobio de felicitaciones de mis nietos en el "Día de los Abuelos" y volviendo a crudo devenir diario. Finalizado el suplemento de "Verano Motor"para el periódico es hora de tranquilizar el cuerpo y dedicarme algo de tiempo para mi alma. Es decir, terminada la obligación es hora de la devoción y me propongo relajarme y disfrutar que tampoco está nada mal. 

En estas largas calurosas  e interminables noches de verano, donde acostumbro, estando en el campo y sin luz que me moleste, a mirar el cielo y las estrellas, el imponente infinito del universo.  Vuelvo a tener la sensación que por regla general tienen los astrólogos. Dicen que es la ciencia de la humildad y que razón tienen, porque en nuestro sin vivir constante no nos damos cuenta de la pequeñez del ser humano y nuestro entorno cercano en comparación con la inmensidad del espacio.

Nuestra casa, Málaga, es otro pequeño puntito dentro de la magnitud de esta fotografía
Por eso, el otro día, buscando lectura y de esta forma intento aprender cada día algo nuevo. En la biblioteca encontré una obra que me sigue apasionando por su vigencia. Buen comunicador y extraordinario científico que supo poner en un lenguaje comprensible y asequible para la humanidad la transcendencia e importancia del cosmos. Carl Sagan y su obra completa es una fuente de consulta obligada para los que nos gusta interpretar a acercarnos a conocer nuestro entorno universal.

Un poco más alto comienza a vislumbrarse el azul de nuestro planeta Tierra
La ciencia nos ha regalado en estos últimos días un conocimiento más cercano de  Plutón y sus lunas. Un gran desconocido que la nave “New Horizons” ha fotografiado en su viaje al infinito, gracias a intelecto del hombre. Pero las sorpresas interestelares no paran porque a través del telescopio Kepler de la NASA se ha localizado una estrella roja y fría con tres planetas a 150 años luz que pueden ser muy parecidos a nuestro pequeño y frágil planeta. Es magnífico que el desarrollo del hombre nos lleve a conocer el magno universo cuando nuestra mente en solo unos siglos atrás, era un dogma que la tierra era el centro del universo.



Han pasado casi tres décadas desde que el desaparecido Carl Sagan publicó una reflexión importante y sin embargo no ha perdido su vigencia, tanto de su legado como en su sentencia sobre silogismos científicos. Saliendo a dar un paseo a unos cuantos kilómetros de la Tierra nos damos cuenta de cuan limitados estamos. Además de muy mal repartido todo. Qué difícil es el entendimiento en una casa tan pequeña y cuanta gresca tenemos a diario por intereses que al final no nos llevan a ningún sitio. Es más nos condenan irremediablemente.
Reproducción de la nave Voyager 1 de la NASA enviada al espacio 
Volver a tener el libro del Cosmos y releerlo junto a los videos VHS de la obra, sin duda es un descubrimiento cíclico que caigo cada determinado paso irremediable del tiempo. No debemos olvidar que en 1977 la NASA le solicitó a Carl Sagan seleccionar la información que llevaría el famoso Disco de Oro de la sonda espacial Voyager 1. El Disco contiene sonidos e imágenes que retratan la diversidad de la vida y la cultura en la Tierra. Se diseñó con el objetivo de dar a conocer nuestra existencia en el planeta Tierra a alguna posible forma de vida extraterrestre inteligente que lo encontrase, y que además tenga la capacidad de poder leer, entender y descifrar la grabación efectuada en ese disco.

Ese pálido y pequeño punto azul es nuestra casa. Gracias Carl Sagan
Cuando la sonda Voyager 1 se encontraba a 6.000 millones de kilómetros de la Tierra, Carl Sagan propuso a la NASA tomar una fotografía de nuestro Planeta. La NASA en un primer momento no entendía qué sentido tendría fotografiar el Planeta desde un lugar tan lejano. Así, la Voyager 1 giró hacia la Tierra y tomó la imagen más lejana que hayamos visto de nuestro Planeta. Carl Sagan denominó a esa fotografía como: “ESE PEQUEÑO PUNTO AZUL PÁLIDO” e inició esta reflexión:

Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es casa. Eso es nosotros. En él se encuentra todo aquel que amas, todo aquel que conoces, todo aquel del que has oído hablar, cada ser humano que existió, vivió sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilización, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada esperanzado niño, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de luz del sol.

La nave envió pasando los cinturones de Saturno otra foto en la que
podemos ver la magnitud de nuestra pequeñez e insignificancia
La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades visitadas por los habitantes de una esquina de ese pixel para los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina; lo frecuente de sus incomprensiones, lo ávidos de matarse unos a otros, lo ferviente de su odio. Nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que tenemos una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este punto de luz pálida.

Nuestro planeta es una mota solitaria de luz en la gran envolvente oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que la ayuda llegará desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos.
Recorrido de la nave Voyager 1 camino de La Vía Lactea
La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.

La sonda espacial Voyager 1, continua en su largo viaje hacia los confines del Universo. Ya nos mandó información detallada de Júpiter y Saturno. La última vez que supimos de ella estaba en dirección del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y aunque parezca increíble continúa mandando información a la Tierra. La Voyager 1, es actualmente el artefacto hecho por el hombre que mas lejos está de la Tierra.
Con nuestros limitados instrumentos podemos plasmar la belleza de nuestro
satélite. Cómo será el resto en ese mar infinito de estrellas: IMPRESIONANTE
Intentando descifrar el mensaje de Carl Sagan y su magnífica obra, que nos ha posibilitado entender algo tan complejo como el cosmos. Aún es tiempo de aprender a ser mejores y no cerrar nunca la puerta para que la cultura y el conocimiento sean la base de futuras generaciones. En la pequeñez que me siento he de reconocer la grandeza del intelecto humano y su incomprensible capacidad para la mediocridad y autodestrucción.

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