También Manuel Laza Palacio emprendió en el mismo lugar una aventura en la que involucró a geólogos, arqueólogos, zahoríes y videntes sin encontrar el “tesoro” ansiado; simplemente se pudieron datar algunos artefactos prehistóricos.
Gracias al interés científico los hallazgos encontrados mantienen la certeza que nuestra ciudad tiene su nombre escrito en la memoria del tiempo. © Antonio Diestro |
Bien es cierto que a finales del XIX el interés científico caló profundamente en la sociedad en general y en algunas personasen particular, condición que terminó por llegar a nuestra ciudad Para emprender de nuevo los trabajos arqueológicos y búsqueda de nuestra identidad entre las hojas de un libro llamado pasado.
El culto y respeto a los muertos ha estado siempre presente en el discurrir del hombre desde su asentamiento en nuestra geografía. © Antonio Diestro |
Se da una curiosa paradoja porque las cuevas habían sido, desde el principio de los tiempos, lugar de reunión, abrigo y refugio para aquellos primeros asentamientos humanos. Pero con el transcurso de los siglos el concepto agradable y sencillo se fue transformando en lugares hostiles que no debíamos visitar. Solo recientemente y con las tecnologías que se poseen en muchas disciplinas la arqueología y la espeleología han recobrado el interés por estos lugares donde se vuelve a investigar y descubrir importantes yacimientos que constatan el asentamiento humano en nuestra provincia.
Reino visigodo y portera con el Imperio Bizantino a mediados del siglo VI. © Antonio Diestro |
Lo que es cierto y está datado que el Homo sapiens sapiens desde el 20.000 AP ocupó de manera ininterrumpida grandes cuevas o espacios interiores de montaña como la cueva de Nerja. Recordemos la glaciación a la que estaba sometida Europa con nive e hielos permanentes.
Las culturas que se asentaron en esta tierra mediterránea dejaron su impronta. © Antonio Diestro |
En el propio museo nos adentran en las bandas nómadas procedentes de África y que su subsistencia estaba centrada en la caza y la recolección, sumando posteriormente a estas actividades la pesca y el marisqueo. Eran más habilidosos y se diferenciaban de los neandertales por sus herramientas de piedra tallada y sus concepciones simbólicas. Por ello el adorno personal es una nota a destacar así como la pintura realizada en algunas cuevas.
Malaya y Mainake, fenicios y griegos en Malaka.© Antonio Diestro |
El el siglo XVIII, historiadores, filósofos y pensadores afirmaban con rotundidad que el fenicio era un pueblo civilizador procendente de Oriente y en su recorrido por el Mediterráneo habían traido la agricultura, las técnicas de navegación, la escritura y el comercio
Mucha historia encerrada en nuestra identidad como pueblo. © Antonio Diestro |
Un viajero, Francis Carter, publicó en 1777 las impresiones que le causo un viaje que realizó desde Gibraltar a Málaga. Destacó la próspera dinámica comercial existente en el puerto de nuestra ciudad y escribió:
“...con fundadores ilustres, honrados e inmortalizados por el espíritu divino del profeta Isaias, Málaga inició su existencia ocho o nueve siglos antes de la era cristiana... Se puede suponer que los fenicios establecieron una colonia, donde encontraban indénticas posibilidades de riqueza y contar con la ventaja de tener una de las mejores bahías de la costa española”.
Fortificación de la Málaga musulmana con sus diversas Puertas. © Antonio Diestro |
Recorrer esta primera parte del Museo de Málaga es un encuentro con nuestro pasado, con identidades que han forjado a través de los siglos nuestra idiosincracia como pueblo mediterráneo.
A la salida te identificas más con tu tierra y con su gente. Todo un glorioso pasado repleto de historias y leyendas. En definitiva CULTURA. © Antonio Diestro |
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